Mi celda...

Por razones que no se pueden explicar muy detalladamente se quedo afuera de su propia celda y sin otra cosa mas que hacer, así que decidió caminar tranquilamente por el pasillo que separaba las hileras de las celdas. Aquel largo camino que a esas horas eran transitados por guardias constantemente, pero por el momento no había nadie, no sabia si iba a tener la misma suerte después.
Fue así que escuchó levemente la voz de una persona o más bien el susurro de alguien, el cual poco a poco se iba distinguiendo que era una melodía, ya estaba cerca de la celda que provenía aquel ruido, aunque fuese en forma silenciosa que lo musitaba aquel individuo, Lya tenia sus sentidos un tanto mas desarrollados, pero no en extremo, por esta razón lo pudo oír mas claramente.

Se puso enfrente de los barrotes de la celda, mirando al interior, era de su amiga Emily, valla coincidencia. No dijo ni una sola palabra más que sujetar aquellas heladas barras con ambas manos y apoyar sutilmente la frente sobre una de las mismas.
Estaba oscuro y quizás levemente aquella joven iba a saber que era Lya, si es que se enteraba de su presencia, ya que estaba tan cómoda recostada sobre su cama, que era imposible decirle algo para molestarla. No quería sacarla de aquella tranquilidad.

Espero algunos segundos antes de decirle algo, más bien esperando que terminara la canción. Y a través de una suave voz, algo silenciosa y cautelosa le mencionó. –La joven Emily no puede dormir…- Terminó con una sonrisa en los labios y un levantamiento de cabeza para retirarla sobre el barrote que la apoyaba. Observando detenidamente a la chica en busca de su respuesta, esperando que la haya oído a pesar de utilizar un tono bajo, no quería alertar a los demás reclusos que dormían y menos que los guardias supieran que estaba fuera de su celda aquella noche.

-Si tienes mucha razón… poco se puede hacer en este lugar…- Musitó suavemente con una sonrisa en los labios, entrando al interior de la celda de su amiga y cerrando la puesta detrás de ella. No había problema con eso, ya que Emily tenia las llaves y eso le extraño bastante, valla chica que era, que ya había conseguido un método para entrar y salir cuando quisiera, quizás como los consiguió. Pensar, no tenia que pensar mucho para saberlo, era su sombrosa habilidad de convencimiento, cualquiera caída a sus mandatos.

Apoyó la espalda sobre la reja y cerro el parpado diestro con una curva en los labios. Sonreía, estaba un poco contenta al encontrar a una amiga y alguien interesante con quien hablar.
-Pero tu estas con muchos lujos al parecer…- Dijo refiriéndose al mp4 que tenia en el poder la chica, algo que no se veía en aquel lugar, menos cuando los guardias son tan canallas.

-No te preocupes… no suelo escuchar mucha música… pero no suena nada de mal. Podría tomar en cuenta tu oferta… pero quizás no sea ahora, mas adelante…- Le respondió cruzándose de brazos a la altura de su estomago, mas bien como si lo abrazara, ya que no dejaba ver donde se encontraban las manos, puesto que estas estaban apoyadas sobre sus costillas. Las mismas que por aquel momento acaricio con las yemas de los dedos y sintiendo un leve cosquilleo.

Luego fijó la mirada hacia el pasillo de las celdas, viendo si alguien estaba cerca, algún policía o recluso tal vez, no podía bajar la guardia en un momento como ese, ya que si la encontraban en aquel lugar podría ser sacada bruscamente y llevaba a la celda de castigo, lugar que ya había estado con anterioridad y no era muy placentero.
Ya observado ambos lados se tranquilizo, no había nadie al parecer y eso era bueno por el momento. Terminó sonriéndole ampliamente a su amiga, como si se tratara de algo muy graciosos que había comentado, pero al decir verdad se reía sola de nada en especial, quizás por el echo de que se preocupó en demasía por si venia alguien y darse cuenta que no había peligro alguno, tantas razones, pero esa era la mejor que venia al caso.

-No es malo… pero por el momento no quiero nada… creo que ando conformistas en esto días.- Mencionó con una sonrisa en los labios, queriendo soltar una risita un poco mas ruidosa, pero no fue así. En decir verdad, jamás le gustaron las comodidades, nunca tuvo cosas muy caras y menos ropa de marca. Encontraba que eran objetos sin valor y gasto innecesario de dinero, pero tenía entendido que hay gente que no le importaba y solo gastaba por el placer de demostrarles a los demás que tenían objetos valiosos. Como si estos al momento de morir se irían con ellos, solo quedan en el recuerdo y posiblemente en la basura.

Era mejor vivir la vida simplemente, sin lujos, sin nada que corrompan los deseos envidiosos de todo ser humano que poseían en sus adentros. No quería decir que Emily lo era, ni nada por el estilo, pero esa idea se le formo en esos momentos que hablaban.
Sabía que Emily con sus poderes tenia la ventaja de poseer todo lo que quisiera y eso la beneficiaba bastante. Posiblemente dándose el gusto sin gastar ni un solo centavo. La vida que cualquiera quisiera poseer, claro que estando encerrado en una cárcel, con cosas bastante limitas, era imposible darse la vida de altezas, mas solo cabía pedir pequeñeces que calmaran sus aburrimientos.