Mi Celda... - Azumi

Poco a poco sus orbes fueron abriéndose, de manera lenta, sin ninguna prisa, como si aún quisiera estar sumergida en su mundo de sueños misteriosos o sádicos; pero ya le aburría estar así de quieta, pues su pequeña siesta se había tomado 5 horas, ya consideraba una hora aceptable de levantarse...
Incorporándose de la misma forma perezosa, salió de su cama, mirando a su alrededor... olfateando, escuchando, cualquier detalle, como supervisando que todo estuviera normal...
- Aburrido...- masculló entre dientes, todo era tan tranquilo en ese sitio, que no le cabía en la cabeza que existieran los más grandes criminales ahí mismo, y que, fueran sus vecinos también. Quería algo interesante, aunque no gustaba estar involucrada, simplemente ser espectadora, o algo.

¿Qué podría hacer ahora? fácil... darse una pequeña dosis de placer.
Buscó por los alrededores, curioseando entre cada rincón, algo que cumpliera su capricho... le habían quitado todas sus armas blancas entrando a esa prisión, ni siquiera podía dibujar sin que le dijeran que el mismo lápiz era mortal en sus manos, estaba aburrida y deseaba quitarse eso.
- Bingo... - dijo para sí al agacharse y encontrar un pedazo de vidrio del baño, lo sostuvo entre sus manos y sonrió cual niño con su juguete nuevo. Sin esperar más se sentó en el piso, miró aquel pedazo mientras se sumergía en su brazo, desgarrándole con cierta profundidad. Azumi apretó los dientes, y con una sonrisa de placer dejaba escapar leves quejidos.- mmmmhn... excelente...

Justo al lado de aquella celda descansaba una rubia de un porte infantil y sensible, un cuerpo fragil que descansaba sobre aquella camilla con una vista hacia aquella celda, los barrotes eran el unico limite, dormia tranquilamente, anteriormente le habian capturado y le habian cedado debido a la agresividad que habia tomado en el momento, no podia ver a ningun guardia ya que esta inmediatamente reaccionaba arisca, su cola de zorro de meneaba de un lado a otro sin embargo al percibir un aroma peculiar, no venia de las celdas de tortura, sus orejas se movieron un poco al escuchar un leve quejido a lo que frunció los labios algo molesta.
- Oh Vamos, ya ni aqui se puede descansar?! -
Agregó al momento en el que abria uno de sus ojos y miraba hacia la celda de al lado, un chico peliblanco... no..una chica? ladeo su cabeza un momento y pego un brinquito de la camilla y asi acercarse a los barrotes.
- Vaya, una mas que cae a este hoyo.... y apenas llega y parece la locura ya le consumio -
Indicó mientras fruncia los labios, una prisionera mas al parecer, igual de rara que los demas, su estadia en ese prision se volvia mas rutinaria, en verdad que ya esperaba el dia en el cual los planes fueran llevados a cabo y asi eliminar y hacer caer mas bajo aquel hoyo.

Sus ojos seguían cerrados, intentaba concentrarse sólo en la dolorosa sensación que le traía aquel vidrio incrustado, sentía cómo la sangre caía, como un pequeño río... que todo eso no hacía más que causarle un enorme éxtasis... eso era lo único por lo que causaba problemas, no buscaba un arma para herir a los demás, sino a ella misma. Una adicción al dolor, podría decirse.

Aquellas orejas de gato se asomaron curiosas al recibir un sonido de la celda siguiente, al parecer había despertado a alguien cuyo oído era tan agudo como el suyo, tanto así como para percibir sus silenciosos sonidos y después quejarse por ellos. No quiso prestarle atención hasta escuchar a esa persona de más cerca, entonces se vio obligada a abrir los ojos, muy lentamente, pues su mente estaba algo nublada de tanto "placer", viró el rostro hasta donde percibió a una chica de menuda apariencia, hasta algo infantil... y una orejas sobresalientes de su cabeza tan extrañas como las suyas. Apenas percibió sus palabras, pero creyó entenderlas...

Se puso de pie, en calma, con un semblante tranquilo o más bien indiferente se dirigió hasta aquella chica. Dejaba que la sangre de la herida fluyera despreocupadamente, recorría un caminito hasta su mano, a sus dedos, y después, de gota en gota, caían al suelo. Quitó unos cuantos mechones blancos de su rostro... la miró de pies a cabeza sin pudor.
- Déjeme decirle... jovencita... que yo llevo bastante tiempo por aquí... - recargó su brazo ileso en los barrotes, para tener un mejor ángulo de la otra chica.- es sólo que... es tan aburrido a veces... que hay que hallar la forma de divertirse... ¿No lo cree?...- se ensimismó en mirar su rostro, captando cada detalle para grabarlo en su memoria, su mirada pese a parecer tranquila no dejaba de ser curiosa. Trataba de no mirarla a los ojos mucho rato, o si no lo que estaba pensando se plasmaría fácilmente en sus orbes carmesí.

- vaya... vaya... no creía que los menores de edad pudieran estar en estos lugares tan peligrosos...¿Trece años, quizá? - se preguntaba más para sí misma, indagando en la edad de la chica, pero en un tono que pudiera ser percibido fácilmente por ella.

Sus ojos se agataron un poco al momento en el que la peliblanca se ponia de pie a hacer frente a las palabras de la rubia quien solamente frunció los labios, sintió aquella manera de mirarle, sus orejas temblaron un poco y al instante su cola se movió hacia un lado, le miraba atenta, buscaba clavar su mirada con la de ella sin embargo no lo lograba, aquel par de orbes carmesi a decir verdad inquietaban un poco a la chica de delgada figura, se recargo en unos barrotes que quedaban a un lado para aun asi poder ver a la ojiescarlata, aquel par de orejas, aquellos rasgos, viejas memorias volvieron a ella a lo cual molesta solo incremento su energia provocando que la temperatura del lugar descendiera pero solo fue por un lapso corto
.
Al escuchar aquello ultimo solamente frunció los labios, habia dado al punto exacto en donde la rubia podia molestarse en verdad, su apariencia, sus orejas se movieron de arriba hacia abajo y pronto su cola se esponjo un poco demostrando su enojo, Oblivion era una chica de caracter duro, de un caracter inestable ademas de tener esa facilidad para enojarse en un parpadeo, se cruzó de brazos y le miró arqueando una ceja.

- Mj... mejor deja de guiarte por la apariencia minina-

Indicó mirandole fijamente, sus pupilas se achicaron un poco y pronto los barrotes de su celda se congelaron, debia aprender a controlar eso si no le traeria enormes problemas con los guardias ahi rondando, pero, su caracter tenia mucho que ver con aquella habilidad y por mas que tratara de controlarla estando molesta le era casi imposible, cosa de familia.

Observó las reacciones de la rubia con atención, cada detalle le era sumamente importante, tal vez para usarlo después como contraataque... o lo que fuera. Incluso la manera en que le miraba se volvió un tanto extraña, o era su imaginación, pues tuvo que ver con que la temperatura descendiera momentáneamente, y después volviera a la normalidad.

Miró a su alrededor extrañada... nada, eran cosas suyas, pensaba... Volvió la vista a la chica... y su epresión era todavía más distinta, como si se hubiera enfadado, eso lo sintió de inmediato, tal vez por un sexto sentido o por que la piel se le erizó de repente. Ahora caía en cuenta de que esa chica no era nada normal, ni siquiera parecía del todo humana; debía tener cuidado.
Ahora ya no eran imaginaciones suyas... el que la temperatura bajara sin explicación y por sobretodo, los barrotes de la celda se fueran congelando, le era una señal de alerta. Se alejó sin pensar de los barrotes, y dio unos pasos para distanciarse, como una especie de reflejo para mantenerse segura.

Necesitaba analizar la situación antes de tomar una decisión.
- Hielo...- susurró analizándolo todo, mirando los lugares que fueron abarcados por el extraño poder de la chica. Su semblante se mantuvo pensativo, largó un suspiro y la miró de frente, con una mirada misteriosa, como si esta vez no permitiera ver dentro de sí.- así que... te he ofendido...- dijo de manera desinteresada.- debes controlar tu carácter...- se acercó lentamente a los barrotes, sin separar sus ojos rojos de el cuerpo ajeno, sin ningún deseo más allá que el de observar.- el que tengas esa apariencia tan adorable no es culpa mía...

Sonrió muy, muy levemente... si el frío llegaba a hacer esos barrotes inestables, podría romperlos y visitar a su "vecina" cuando quisiera.

Sus orejas volvieron a moverse al escucharle, se recargo en una pared cercana desde donde miró a la peliblanca con un solo ojos ya que el otro lo mantenia cerrado y un mechon de cabello le cubria, miró los barrotes y estos se descongelaron al instante, al parecer se habia dado cuenta de su habilidad asi que debia comenzar a relajarse, la rubia solamente suspiró y un guardia paso por las celdas, mirando a ambas prisioneras se acercó a la puerta de la celda de la rubia y tiró una patada a esta como para tratar de asustar a la Kitsune.
El hombre se alejo al momento, largando una que otra risilla, al parecer Oblivion ya era un tanto odiada en ese lugar, sus labios de fruncieron pero pronto una sonrisa enfermiza se dibujo en ellos, seguró encontraria una hermosa manera para acabar con el, pero, aun no era momento, aun tenia muchas cosas que hablar con aquella chica con la que se habia aliado cuando recien ingresaba a esa prision, para despues comenzar a moverse y asi, llevar este hoyo mas abajo con todo y su creadora, suspiró un poco mas relajada.
- Nunca dije que fuera culpa tuya - Indicó retomando el tema anterior con la peliblanca, mirandole con aires seductores propios en la pequeña como Kitsune que era, meneó su cola y pronto se sentó en el suelo.
- Pero...de una manera hay que engañar, hay que hacer caer poco a poco, que piensen que no puedes hacer nada y al final...-
Indicó al momento en el que sujetaba un vaso con agua que le habian dejado momentos antes, un guardia nuevo e ignorante de las habilidades dela rubia, dejó caer unas gotas en su mano - Clavarles la daga en donde su muerte sea lenta y agonizante y asi tener un poco de diversion en este asqueroso lugar- termino su frase mientras poco a poco formaba una daga y al tenerla lista la lanzo por el suelo para que pasara las rejas y quedara cerca de la peliazul.
- Tus orejas....eres una hibrida verdad? me pregunto..¿Porque estaras aqui? mm..robo? - Cuestionó a si misma al momento en el que llevaba un dedo a su menton algo pensativa. -no, eso es muy poco como para que te trajeran aqui...mmm...¿Asesinato quizas?- Se hacia suposiciones y su mirada indagaba curiosa en la segunda persona ahi, movió sus orejas y cerró ambos ojos con una sonrisa dibujada en sus labios. - Quizas no tenemos muchas diferencias....-
susurró mientras tronaba su cuello y levantaba una oreja mientras la otra la mantenia gacha. - Soy Oblivion Hamilton....- Habia visto la intención de la chica al quererse hacer daño con aquel vidrio, entendia quizas aquella sensacion cuando quieren quitarte algo que disfrutas tanto, algo que te da tanto placer esa diversion unica para uno mismo, miró en su bota, ahi estaba, esa preciada daga que le permitia hacer de las suyas en un par de casos, pero aqui debia andar con sumo cuidado si no queria perderla de nuevo, cerró sus ojos, esperaba respuestas de su vecina, claro, si es que queria darlas.
La soledad podia hacerle perder cordura, esa necesidad de matar y se ver aquella lluvia carmesi bañar su rostro ooh, como extrañaba aquellos tiempos tan victoriosos, donde temian a su nombre y agachaban cobardemente la cabeza ante ella, cuando ordenaba y se hacia lo que ella queria en el mundo de la mafia, tenia que salir de una u otra manera, llevaria este hoyo a su perdicion y asi mismo, desearan no haberla traido aqui.

Le siguió con la mirada mientras también se recargaba en la pared. Cruzada de brazos y viendo cómo aquel guardia pateaba la reja, como si estuviera tratando con algún animal o algo parecido; frunció el ceño al ver lo crueles que podían comportarse quienes se llamaban "autoridad". Lo consideraba sólo una faceta más para aprovecharse de su cargo y hacer de las suyas con los "indefensos" presos. Pero no intervino ni nada parecido, eran criminales, no se les trataría como reyes prescisamente, y debían acostumbrarse a tal trato, era lo menos que podían hacer por su condena.
Escuchó con sus hábiles orejas cómo el hombre se alejaba lentamente, sus pasos se difuminaron por completo, y ahora prestaba atención al sonido de la voz de la chica a lado suyo, continuaba la conversación anterior. Esa mirada seductora que le transmitía la rubia sólo provocó en Azumi un arqueo de ceja, no dejaba de mirarla; sus palabras le provocaron curiosidad.

Se quedó un tanto a la expectativa sobre lo que intentaba hacer con ese vaso de agua, y esa duda desapareció cuando sintió que algo chocaba con su pie, ¿una daga? estaba hecha de hielo; se sorpendió un poco, sin denotarlo en su rostro. Se agachó lentamente a recogerla mientras continuaba atenta a sus palabras. Se había quedado absorta en ese instrumento punzo cortante, le daba vuelta, analizándolo todo, como comprobando el material o algo parecido.
- Así que... pareces una niña llena de sorpresas...- puso la punta de la daga en su dedo índice, sin intenciones de cortarse, sólo por diversión.- no comparto mucho tu opinión, el que sea divertido ver sufrir a los otros, vaya que lo es... pero...- la miró fijamente, un poco despectiva, se puso de cuclillas para estar a la altura de la kitsune sin dejar de mirarla.- desafortunadamente ya estoy conforme, no necesito más matanzas...- cerró los ojos lanzando un suspiro. El matar no le era placentero en absoluto, sólo con aquella persona que fue la razón por la que estaba ahora en ese agujero putrefacto.

Sus orejas se movieron de arriba abajo al escuchar esas preguntas. Se quedó un largo rato en silencio, tal vez analizando lo que diría o simplemente guardándose comentarios a una desconocida. No consideró que sería molestada, ya que la chica del otro lado también poseía orejas extrañas... pero por alguna razón las suyas bajaron y se ocultaron un poco en sus blancos cabellos.
- Haces demasiadas preguntas... me da flojera responderlas...- habló sin rodeos y en un tono algo frío e inexpresivo.- pero como no tengo nada mejor que hacer... en orden; podría decirse que soy híbrida, sí. Y también, sí, estoy aquí por asesinato... bien merecido se lo tenía el tipo...

Bufó frunciendo levemente el ceño, no se arrepentía de nada y si ese hombre volviera a la vida, volvería a buscarlo y matarlo con todo el gusto del mundo.
Era en parte cierto, entre ellas no había tantas diferencias, por alguna razón se encontraban ahí, era algo que causaba en Azumi un extraño deseo de indagar y conocer un poco más a su vecina de celda; claro que también estaban sus modales, debía dar a conocer de ella para que haya confianza y la otra se abriera.
- Kurosaki Azumi.- se acercó a los barrotes y entre los espacios intercalados de éstos, metio su mano para hacer de la presentación más formal. Permitió verse su brazo herido, que ahora, por causa de magia, la herida se iba cerrando hasta desaparecer por completo.- un placer...- miró a la rubia directamente a los ojos, con una mirada calma pero penetrante. Su mano permaneció en el mismo lugar esperando ser estrechada por la menor.

Se fue acercando mirando a la chica de manera fija, las orejas de la kitsune se movian un poco de arriba a abajo escuchando con atención a la felina, sonriendo, asi que estaba aqui por asesinato aunque si no queria mas muertes...-Vaya que aburrida...- indicó, refiriendose a aquel viejo comentario acerca de que ya tenia suficiente, miró la mano de la peliblanca colarse por entre los barrotes, la temperatura del lugar comenzaba a volver a la normalidad, extendió el brazo y pronto estrecho la mano de Azumi.-El placer es todo mio gatita- Sonrió de medio labio al ver como la herida se regeneraba pero no fue algo que le sorprendiera, quizas esa chica podria serle util en un plan futuro.
Un leve dolor en su cabeza algo curioso, algo extraño sin embargo se mantenia firme, miró de reojo hacia la puerta de la celda si no se equibocaba no faltaba mucho para que fueran a sacarlas para ir a "recreacion" o como solian llamarles los Guardias en ese lugar, la rubia frunció un poco los labios y al soltar la mano de la chica le miró sonriendo de medio labio.
-Y bueno...las sorpresas...siempre es bueno sorprender a los demas -
Indicó mientras soltaba una risilla un tanto enfermisa, en su celda se podian ver varias manchas de sangre en la pared, en el suelo algunas grietas donde seguro utilizando el agua de las tuberias habia atacado a varios guardias desde el suelo, tenia ese pequeño detalle la menor, era un tanto agresiva, violenta y sobre todo una peligrosa asesina dentro del mundo de la mafia, Unas cadenas en la pared con unos grilletes sueltos demostraron que un tiempo fue atada pero facilmente supo como escaparse, quizas para su corta estancia ya habia sido muy visitada y conocida por los guarduas todos esos detalles. caminó hasta una camilla y se sento en esta aun mirando a la chica ladeando un poco su cabeza, su apariencia era inocente, tenia sea impresion de que no dañaria a ni una sola mosca, pero detras de todo esto, la muerte se posaba en ella.

Después de un rato se volvió a poner de pie, recargándose en la pared y cruzando los brazos. Dejo de mirarle para mantenerse pensativa; esa chica le interesaba en cierta manera, sabía que no debía de fiarse de esa apariencia tan adorable característica de su vecina, por que terminaría muerta. Pese a que le daba igual morir no quería terminar así en un sitio como esa prisión. Debía ganarse la confianza de la menor sin caer en el intento.
- Debo ser cuidadosa entonces... para no recibir ninguna desagradable... sorpresa...- abrió los ojos lentamente mientras hablaba, le miró de nuevo y sus miradas se cruzaron en ese momento. Soltó una risilla de burla, no estaba para nada intimidada, Azumi también tenía sus habilidades, y si tuviera la oportunidad podría controlar a la Kitune mentalmente. En ese lugar tenía que estar en constante alerta, era domar o ser domado, pese a que su personalidad era tranqula no se dejaría ante nadie.
Desvió sus ojos hacia alrededor de la celda de su acompañante, manchas de sangre y grietas era lo que veía; pese a ser una carcel, al ser de las mejores, tenía suficiente mantenimiento como para tener su habitación así. Le nació la sospecha que la chica era muy concurrida por ahí y hacía de las suyas.
- Pareces ser una pequeña rebelde...- jugó un poco con sus cabellos blancos, perfectamente lacios y fáciles de manejar, un poco maltratados por el poco cuidado que les ofrecía.- pero sabes... si te mantienes tranquilita recibirás muchísimos beneficios, los guardias no te molestarán y te atenderán decentemente, podría decirse... que a veces hay manera de evitarse el maltrato...- volvió a acercarse para apoyarse en los barrotes y mirarla con cierto aire jugetón.- y eso es dándoles un pequeño "pago"... yo lo hago con las guardias femeninas y mira lo bien que me la paso aquí dentro...- dejó escapar otra risilla, le venían a la mente esos recuerdos de todo el año que ha estado ahí, demasiadas cosas que un peso no debería hacer.