Mi llegadilla...

Estaba aun media adormecida, despues de haber pasado por el juicio y haber intentado esapar, golpeando y hiriendo a los guardias fue esposada y sedada.Estaba tirada a media entrada, aun tenia algunos bisturises metidos entre la ropa interior, llebaba solamente una camisa blanca con la ropa de abajo, un sosten y una tanga. Se toco todo el cuerpo revisando alguna herida o algo, si todas sus partes estaba en su lugar o algo faltaba, vio que su brazo estaba algo marcados despues de las esposas, algo dañados y rojos.
Suspiro unos momentos y se levanto, mientras era tomada por detras alguien le habia quitado una pequeña marca en el cuello, se habia retirado tambien rapidamente, volvio a suspirar y a quejarse por aquello, se sobo y luego apreto su camisa, la tironeo y luego rompio un poco en un costado callendo se de su hombre y dejando ver algo de su sosten.
Suspiro
-Maldita sea...-
Observando a su al rededor y comenzando a caminar de nuevo buscando quien podria ayudarle un poco

-Tú, quédate dónde estás - ordenaba con un tono bastante hostil y tajante, dirigiéndose a la mujer semi desnuda que hace poco logro ver a lo lejos.

Era Zant, un nuevo recluta para el adiestramiento de esos perros a los cuales aún se les consideraba personas. Entró a la cárcel hace sólo un par de horas, dejando sus datos en la entrada y tomando su turno en ese mismo instante. De guardia vigiló los pasillos y demás lugares aledaños a este para cumplir su ronda hasta llegar a la entrada y ver como un nuevo “perro” había sido encerrado. No dudo en acercarse al ver que los guardias la arrojaban directo al suelo como la basura que era. ¿Qué hueso habría mordido para meter en tales aprietos?

Zant llevaba puesto el uniforme que le separaba de los inmundos; así como un par de audífonos que le acompañaban con buena música. Se postró a su lado y pese a tener que tratarla como se merecía, sólo se limito a observar y dar esa orden.

Se levanto nuevamente viendo el rostro de aquel chico, arreglo unos cabellos para luego limpiarse la boca, la cual estaba un poco maltratada por las caidas y los golpes resividos, suspiro y se apoyo, quedando en cuatro algo perpreja preguntandose bien, en que lugar estaba, si era o no aquel el lugar que le habian dicho que estaria enserrada durante mucho tiempo.
Sus ojos se cerraron nuevamente y sus manos arreglaron su blusa, aun, observandole el rostro a aquel tipo extraño.
-qu-que?...
algo, nerviosa observandolo y suspirando pensando en que le aria aquel hombre extraño, suspiro nuevamente desisiva a enfrentar todo aquello que pasara

Se fajo correctamente la camisa que se le desacomodo en el camino hasta ella y apretó el fajo un poco más para que la prende no se le viniera abajo. La forma con que miraba a la joven estaba repleta de desprecio, empuñando la mano pero manteniendo la compostura llevo ambas manos a su retaguardia y las mantuvo así. Sin mirarla dijo:
-¿Qué? Es sencillo. Vienes conmigo, te escoltaré hasta tu celda, escoria… - Intentó no ser ofensivo, pero lo fue. No soportaba a esas personas, y resultaría irónico que trabajara ahí si no soportaba a los presos.

Dio la orden acompañada de una señal con su mano que le decía que se pusiera en pie y pronto comenzó a caminar con la confianza de que le seguiría, y si no, no le quedaría más remedio que traerla a rastras.

Con Zant, pese a su carácter, era bastante sencillo tratar con él o evitarse problemas: haz lo que te ordena y no reproches.

Se levanto lentamente y lo siguio algo aburrida con sus manos tras su nuca, observando a su al rededor a los demas reos, este lugar le paresia horrible, pero esto segun todos, era lo que merecia despues de haberle causado dolor a un familia.
Suspiro, y penso unos instantes observando a los demas, tal ves con tantos reos tal ves habria algunos enfermos y esta podria hacerles algunas autopsias, cambiando de pareser, no era un lugar tan malo, aun que... .
Se detuvo unos momentos mirando al piso para luego caer de rodillas pensando en lo que estaba dejando atras, algunas lagrimas calleron por su rostro, por lo que no volvio a levantarse. Llorando a Mares con los ojos rojos y pensando en que hiba a hacer ahora como cuidaria de tan lejos a su familia, tapo su cara.
-Aki...

Todo transcurría rutinariamente; Zant parecía ir más calmado de lo normal, al menos siendo su primer día quería mantener la apariencia de dureza y rudeza. Caminaron un par de metros cuando el primer inconveniente se le presente: la chica rompió en llanto. ¿Qué le pasaba? Parecía más dura a simple vista

Parecía un espectáculo pues varios perros parecían ser llamados por el olor de la sangre. Zant cubría su mirada con la palma derecha y agitando la cabeza en negación pues veía bastante jodido el asunto, o vergonzoso más bien.

-Tienen 4 segundos para volver a sus actividades o me encargaré de que cada uno de ustedes sea sodomizado con un palo con púas en la punta durante 24 horas – Amenazante y enfurecido ordenó perdiendo un tanto en la cordura estando a punto de golpear a un vago que se la acercó pero todos acataron al pie de la letra las indicaciones dadas por él.

-Y tú, levántate. No tengo el tiempo ni la paciencia de soportar tus lloriqueos. Estás aquí porque pasaste de ser un humano a una bestia. Tú misma te lo hiciste, sea lo que sea que te haya traído aquí. – Burlón parecía haber comentado, cruzando los brazos contra su pecho y parándose frente a ella con una sonrisa afilada de medio labio que rebosante de arrogancia se encontraba.

-no...no fue mi culpa!!...-
dijo en un grito que lleno todo el lugar levantandose a duras penas, con los ojos algo rojos y rasguñandose la cara, tenia vastante miedo aun que facinacion de aquel lugar, aun que, en cada momento un pensamiento hiba a su mente, q aria con su hermana.
De un momento a otro saco uno de los bisturis q tenia escondido entre su ropa para comenzar a cortarse la ropa nerviosa revisando por si llebava alguna otra esposa o aparato que la molestase en su estancia o cuando intentase uir del lugar.
Suspiro al no ver nada , por lo que volvio a caminar, sin dejar de rasgarse la ropa, el nerviosismo la consumia, y las miradas de los otros cada ves la llenaban de mas temor.

-podre hacer llamadas?...
dijo con un hilo de vos viendole al tipo, nerviosa mordiendo el mango del bisturi, apretandose las manos aun que estas sostubieran la hoja afilada y le cortasen parte de la palma

-Fue tu culpa, trates de escudarte con cualquier pretexto. Además, de ser o no tu culpa, estás aquí y no saldrás en un buen tiempo. Y ya, no quiero escuchar tus reproches, sólo camina – Suspiro hartó de esos segundos de reproches y pretextos, apunto de tomar por el contra brazo y jalarle pero pareció entender muy bien las palabras y volvió a las andas, a lo cual Zant le igualó el paso y con la mirada al frente parecía comenzar a ver la entrada lo que serían las celdas, o mejor dicho, la habitación de los marginados que entraban a aquel infierno. Descuidando un poco a la joven, esta sacó un objeto filoso; Zant comenzaba a hartarse de los nervios tan jodidos de ella.

- Entrégamelo – Ordenó deteniendo la caminata con la mano estira para recibir el objeto.
-¿Llamadas? Me encargaré de que no puedes hacerlas… - Rio bastante desgraciado y malicioso y aunque no pudiera hacer lo que decía, estaría bien jugar un poco más con ella.

-Mier...da...-
extendiendo su mano y entregandoselo enterrandoselo en mitad de la mano, sabi que esto no podia hacerle demaciado mal pero algo le molestaria, suspiro y se rasco la nuca para ver al fondo el lugar, no le paresio demaciado agradable, por lo de mostro una mueca algo extraña y cerro los ojos caminando escuchandolo y queriendo golpearlo, sabia q no podia ya q se meteria en mas problemas, volvio a caminar, de modo lento y aburrido mirando aun su al rededor, que lugar mas horrible abria aparte de este.
-os...odio

Sintió el filo atravesar su piel, así mismo su carne y tocando con el filo parte de su hueso; que hostil resulto ser la damita. Se retiro el objeto con punto de dolor en el parpadeo de los ojos y se guardó el objeto en uno de sus bolsillos. Así mismo sólo rio con arrogancia y malicia, pues sabía datos sobre ella, o al menos trataría de deducir a que se debía su cuestionamiento sobre la permisión de llamadas.

-Oh, parece que mi comentario te ha hecho disgustar un poco. ¿Qué? ¿Alguien en casa que te preocupe? Tal vez un hermano mayor. No, no, no, no estarías así de ser mayor que tú y está claro que no te preocuparías mucho por un hombre que conozcas. Más bien, sería una hermana, una hermana menor quizás. Pequeña e indefensa. Si, es lo más probable… - Rio acompañado de al parecer un tic en el ojo, que le daba aún más pinceladas de demencia. – El mundo es peligroso, posiblemente pueda pasarle algo. – Dijo y espero respuesta con una risilla.

Nerviosa mirandolo volteandose rapidamente, preocupada apretando sus manos, abriendo sus ojos con miedo. Sus ojos se volvieron a llenar de lagrimas y volvieron a su rojo brillante de dolor y odip, suspiro intentando olvidar mientras aun le escuchaba. "peligro"...pensaba y dava vueltas por su cabeza.
Rapidamente se tomo la cabeza mientras se tambaleaba y caia de golpe al piso, un shock, los sentimientos y pensamientos se le habian ido hasta el nucleo. De la caida choco contra la pared y se golpeo, no volviendo a levantarse en unos momentos.

-No lo puedo creer, eres tan frágil, tan delicada… te desmoronas con el simple choque del viento, eres tan débil… - dijo con vergüenza, con desprecio, con desilusión, hasta le dieron ganas de liberar a esa pobre alma que al parecer no soportaría. Caminó hasta ella marcando bien los pasos, tanto que parecía dejar su suela impregnada contra el suelo. La levantó tomándola del antebrazo, zarandeándola como simple muñeca de trapo.

-Carajo, eres tan inútil, me haces perder el buen juicio. – Simplemente la dejo caer al suelo sin importancia y volteo el cuerpo y con una mano frotando su quijada parecía tener algo en mente. – Ya me estoy empezando a molestar más de lo normal con tus estúpidas reacciones. Mejor va que te vayas acostumbrando a este infierno y, quizás te eche una mano si dejas de llorar… - Volteó el cuello para verle, con una sonrisa que pintaba malicia.

Tomo la mano de aquel carselero y la alejo de su cuello con vastante fuerza, aun con los ojos llorosos y el shock en su cara, logro hacer un rapido movimiento y lanzar lejos a aquel guardia molesto, quedo aun asi en el piso, mirando asia el techo de este horrible lugar.
Despues de un largo rato volvio a pararse sosteniendose de la pared, observando a su al rededor, no se habia percatado demaciado pero al caer y golpearse parte de su cabeza habia sufrido un tanto de daño y habia roto, callendo algunas gotillas de sangres. Sus ojos se econtraban perdidos, aun su mente no se recuperaba de pensar, que aria aquella hermana sola, fuera de ese lugar, que podria hacer, como sebreviviria...

-Eran tan estúpida, débil, sin agallas… No me imagino que habrás hecho para terminar en este lugar – dijo apartándose de ella por unos momentos a lo cual conllevo que no mostrara su mirada arrogante pero desinteresada. A su vez mostro una cara la cual no había dejado ver en toda la escolta; estaba variada, pero era un rostro que reflejaba la lástima que sentía por esa pobre alma, dejaría de torturarla y simplemente la escoltaría.

-Anda, simplemente anda – Agregó con una perturbarte amabilidad y una reverencia indicando el camino hacia las celdas; parecía bastante indefensa; estaba cansado de los llantos de ellas, más bien desesperado.
-Sólo… Cállate. – Afirmó como final y prosiguió a retomar el camino.

Suspiro y comenzo a caminar, afirmandose de la pared, aun con miedo y pena. Lo seguia lentamente pero lo seguia y muy callada, no queriendo volver a llorar.

Se detuvo un poco, a unos cuantos pasos de la entrada; sería un tanto convaleciente y le permitiría desahogarse en vez de comerse todo eso que traía y comenzar a pudriese aún si probar la amargura de las rejas.
Se detuvo y recargó en una pared con los brazos cruzados y la mirada muy serena y así cuestionó:
-¿quieres charlar antes de entrar? Ó, ¿prefieres entrar de una vez? – Sería opción de ella prolongar una crisis, así lo plasmo Zant en sus palabras.

lo observo con curiosidad, le paresio extraña aquella reaccion, por lo q ladeo su rostro y le sonrio un poco.
-si...conversamos unos segundos...

-Bueno, cuéntame cómo llegaste aquí - fue tan habitual que su mismo rostro lo denotó, al tratar o simplemente ser que no mostraba expresión actual alguna cuando antes se mostraba muy arrogante o engreído. Realmente pensó que podría pasar un ameno momento, pero fue nublado ante las sombras de su pasado que jamás lo dejaría en paz; y pensar que personas como ella, reclusas, encarceladas, habían sido la que le llevo a esa maldición que porta en la sangre.

Suspiro apretandose las manos, pero sonriendole, intentando no volver a caer en shock frente a el, lo penso, y rio
-Mate a mi madre...
con una sonrisa mas tranquila y su cara ladeada

Fue un tanto representada la sorpresa que se llevo con el movimiento vertical de su ceja, que pronto volvería a la normalidad y el abrir de golpe ligeramente sus ojos. Matar a su propia madre, vaya tormento deberá estar pasando.

-Que tranquilidad muestras ante tal afirmación – comentó un tanto en tono de burla pero sin intención; se acostumbró mucho a mantener la entonación así, por lo tanto en ocasiones parecía que se burlara de la gente pero no era así.

Por otra parte, se sentó pues estar parado le disgustaba, además que tenía un par de preguntas más para ella.
-¿por qué la mataste? – cuestionó.

-Venganza...-
Aun con su sonrisa tranquila, normal, con el rostro ladeado, no presentaba ningun signo de culpa, o de miedo por aquello, mas bien tenia una mirada iluminada de alegria

-Tu actitud ahora no corresponde a la voz que se quebraba solo con escuchar “cárcel”. Quizás sea que hasta sientes orgullo de haberla matado… - dijo y recalcó el hecho de la poca compresión que le pudo dar a las palabras de ella. ¿Venganza” Una sonrisa acompañada de esa palabra solo quería decir que no se encontraba arrepentida, si no que al contrario. Bueno, no importaba. Pronto miro su reloj, ya estaban a punto de dar las 4 de la tarde, miró al solo y sintió un poco de hambre pues el olor de los platillos preparados en el comedor para los guardias era tentador.