Saludos directora...

Aina Firyu escribió:-Donde sea…- Musitó la joven dándoles la espalda y caminando con su muñeca rota hasta la dirección. Nunca había botado a una de sus tan queridas amigas y menos lo iba hacer ahora, tenía pensando en pegarle los trozos con pegamento, quizás así podría estar mejor y no verse tan desfigurada, pero en el fondo sabia que no tenía arreglo.

Se encontraba sentado en la silla de la doncella mientras la misma entraba, en sus manos giraba la llaves del guardia que ya habia matado.

- Dudo que puedas solucionar el daño de la muñeca - Le musita suavemente con una sonrisa de medio labio, mueve su cuerpo para quedar de frente a la niña y se lebanta, dejando las llaves en la mesa.

El joven esperara simplenete a ver el movimiento de la pequeña mujer, que a su mente le traia recuerdos de Claudia, la pequeña niña de 5 años quien el habia transformado en vampiro años atras.

Se sorprendió bastante al ver aquel joven sentado en su propio asiento y con unas llaves muy parecidas a las de los guardias que custodian el lugar, no quiso parecer ingenua ante tan sorprendente escena, así que conservó una expresión alegre y tranquila, como siempre solía hacer ante cualquier eventualidad.

-Akima esta rota… ya no podré jugar más con ella…- Dio algunos pasos hasta el escritorio dejando la muñeca encima y los pequeños fragmentos de porcelana. Enseguida observo al joven y le sonrío ampliamente ladeando un poco la cabeza aun costado, sin antes levantar el dedo indicie disimuladamente y dejar salir aquel delgado hilo transparente que se entraba poco a poco por el cuerpo del chico, ubicándose en los puntos esenciales del movimiento. Inmovilizándolo por completo sin que este se diera cuenta.
No era un hilo común, era un hilo capaz de traspasan la ropa, piel, músculos e incluso hasta los huesos, pero si son correctamente dirigidos pueden anclarse en lugares exactos del cuerpo impidiendo sus principales funciones.

-¿Por qué un muñeco como tú esta aquí…?- Preguntó la joven jugando deliberadamente con un mechón de su cabello blanco, el cual enrollaba en el dedo índice y luego desenredaba .

Lestat habia intentado moverse y notar que no podria, pero sin dar la leve sensacion de sorpresa o algo parecido, simplemente siguio con su charla.

- Bueenas noches admuasel - Dice sonriente, descubriendo asi que sus facciones faciales aun podian ser utilizadas. - Simplemente queria notar aquella obvservacion y hablar de lo hermoso que estuvo ese combate fuera, ¡permitame felicitarla! - hace un leve ademan para aplaudir, pero clao, no podia. - Ja, aplaudiria, si tan solo puiera -

Lentamente fue observando mas detalladamente el sector, tratado de persibir algo, alguna sensacion, movimiento de algo.

- ¿Cuantos años tiene una pequeña "Muñeca" como usted? - La mira deteñidamente, concentrandose profundamente. Aunque en su exterior una bella sonrisa, respondiendo a la de ella, salia de su rostro.

-¿Combate?- Pronunció con un tono de duda ladeando nuevamente la cabeza y poniéndola en su sitio original, bajando también la mano que enrolló el mechón de cabellos y deslizándola por el contorno de la oreja correspondiente. -Solo jugábamos…- Agregó caminando hacia el estante que tenía al lado izquierdo del cuarto, lleno de muñecas de porcelana de todos los tamaños, claro que no excedían de un tamaño promedio.
Al caminar también se extendía el hilo de su otro dedo índice, sin perder el control ante aquel sujeto.

-Verónica, Pamela o tal vez Margot… ¿Quién quiere ser mi nueva mejor amiga?- Murmuraba alegremente buscando con la mirada la mejor elección de muñeca, ignorando completamente las palabras del joven, aunque en el fondo lo había escuchado claramente, pero solía actuar de aquella forma para ahorarse preguntas que no quería responder.
Al cabo de unos segundos tomó a una muñeca de cabello negro y con un hermoso vestido blanco con cintas negras alrededor del traje. Tomándola con ambas manos de la cintura y enseñándosela al chico que estaba inmovilizado por el momento.

-Shoy Margot…un gusto y mi dueña tiene solo 17 años… aunque ella no quería decirlo…- Decía imitando la voz de una niña pequeña al mismo tiempo que la mecía a los costados, como si realmente la muñeca estuviera interactuando con el visitante.

El joven obvserva cada movimiento de la muchaca, persibiendo el movimiento movimiento de su dedo, presumiendo que de esa forma lo mantenia a el inmovilizado.
El muchaco sonrie al ser completamente ignorado, pero sabe que si lo escucha... y una pequeña carcajada se escapa de sus labios al ver como la muñeca habla con el, limitandose simplemente a "hablar" con ella.

- El gusto es mio madmuasel, disculpe no pueda reberenciarme ante su presencia - Habla sin quitar dicha sonrisa de su boca. - Disculpme mi atrevimiento, pero ¿porque su dueña no habla? ¿Acaso teme comunicarse con sus queridos subditos (Refiriendose a los guardias) que tanto la aprecian y protegen? - Se ve como por un instante aquella sonrisa se amplia, controlandose antes de ser descubierto y para desbiar la atencion de lo mismo cierra de un portazo la puerta con la "fuerza invicible" de su mente (La telepatia). - ¡¡Oh, cielos!! ¡¡Que viento hay esta noche!! Pero... volviendo al tema de dueña, ¿porque busca una neuva amiga? ¿Sera que abandona a sus amigos sin intentar solucionar el problema? Yo podria arreglar a su amiga... - Le musita en un dulce tono.

Siguió moviendo la muñeca a los costados sin borrar la sonrisa de los labios. Estaba apunto de murmurar de nuevo cuando sintió que la puerta del lugar azoto fuertemente, produciendo un sonido seco que retumbo por todo el lugar, obligándola a voltear instintivamente la cabeza hacia atrás, dejando que el control que tenia en sobre el chico desapareciera y fuera invulnerable.

-Uhm…- Fue lo único que alcanzó a decir antes los comentarios de aquel hombre, tenía una voz grata, muy dulce e incluso podría decir que hasta placentera.

Ante la distraccion que probeian sus palabras y no ver la distraccion en
la pequeña directora, se dispuso a dar un paso hacia delante. Notanto asi que el control que ella tenia sobre el se habia desvanecido.


- Bueno mi pequeña directora - Lo dice ironicamente.- Creo que es hora de que su diablillo se vaya a descansar - Le musita con un cierto tono cariñoso. A minutos del amanecer. - Au Revoir Madmuasel - Le dice rapida y dilcemente al muevese con su gran agilidad hacia la ventana la cual rompe para desaparecer en la oscura noche.

- Nos veremos pronto - Suavemente decen sus labios mientras se distanciaba de la direccion y en su mente pensaba " ¡Que lugar mas exitante! "