Lestat, el demonio.

Volando por encima de las aguas se encuentra con la pequeña isla (supongo), una leve sonrisa se dibuja en su blanco rostro y entre sus labios son apenas persiptibles los perfectos colmillos de un ser sobrenatural.

-Ese desgraciado decia la verdad- Tapa su rostro, envitando estallar en carcajadas. no podia arruinar su entrada de tal forma- ¡No puedo creerlo! -Susurra con sus dedos entre los ojos y la mano tampando toda su blanquecina piel-

Deciende de los aires en un lugar libre de gente, el esta seguro que no hay nadie al menos en unos 200 mtrs cuadrados. Al desender se oculta entre las sombras y aun hambriento se dispone a buscar una pequeña presa... En la pequeña caminata a lo lejo, divisa a un humano en traje azul (Supongo que asi se viesten los guardias, sino de ese color), sigiloso, entre las sombras logra tener una buena distancia para de un pequeño y agil movimiento asestarle un terible agarre al guardia, no solo los brazos lo apricionan, sino que una fuerza invicible no deja completamente a merced del demonio (telequinesis) quien dispone a hundir sus colmillos en la suave y dulce piel de la victima. Lentamente el atacado es llevado a la inconciencia... Y a los pocos instantes muere desangrado. Con la propia arma del guardia (agarra su pistola y la rompe, dejandolas con puntas cortantes) dejandolo crucificado en la misma pared que utilizo para ocultarse...

-Je, que divertido promete ser este lugar... - Dice viendo su trabajo terminado y portando la ropa del guardia se va silvando bajo, con una sonrisa de medio labio y ambas manos en sus bolsillos. Terminando entre las sobras, mezclandose en su tan confortable oscuridad...

Se encontraba caminando por alli, no sabia que la prision fuera tan complicada, no sabia si estaba dentro o fuera de ella, ya que le parecía de los dos lados iguales luego de sacarse esa cosa metálica con la que le habian cubierto los ojos.
Caminaba tranquilamente sobre la muralla, mirando hacia los dos lados, y en el momento que pensó ser una mala idea aber mtado a todos los guardias (al menos lo hubiera usado de guia o algo) llego a ver a uno crucificado en la muralla. Dio un pequeño saltito, cayendo lenta y cuidadosamente sobre el césped mal cuidado, notando que ya llevaba bastante tiempo alli muerto, tal vez una o dos horas.

-¿Quien te hizo eso kana, kana?- Se le acerco y le pregunto tomándole del rostro con cuidado, elevándolo un poco para que le "viera" con esos ojos secos y desorbitados. Lo dejo como estaba lentamente, no tenia sangre en el cuerpo por lo visto, o al menos no mucha, así que no quería que lis secos tejidos se cortaran y desprendieran la cabeza.